¿UNA
UNIVERSIDAD INCLUSIVA?, PARTE I-
Licda.
Espec. Darcy Aular
Durante estas últimas décadas, el tema de la inclusión ha tenido
un rol protagónico en el mundo académico, y todas las universidades coinciden
en lo fundamental que es la promoción de la
transformación de las Instituciones de Educación Superior, con un sentido de
pertinencia, de inclusión y equidad.
Cuando pensamos en una educación de calidad, nos
referimos a una educación sin discriminación de ninguna naturaleza, implica transitar hacia un enfoque que
considere la diversidad de identidades, necesidades y capacidades de las
personas, favoreciendo el pleno acceso, la conclusión de estudios y los logros
de aprendizajes de todos, con especial atención a quienes se encuentren en
situación o riesgo de exclusión.
Sin embargo, la realidad actual es
que las universidades de hoy no está preparada para generar en su misión y
visión una educación inclusiva, que respete la diversidad y abrir sus puertas
para todas aquellas personas que a pesar de poseer las competencias y
habilidades necesarias para iniciar una carrera profesional, no tienen acceso a
la educación superior.
Las Universidades no están
preparadas para recibir cantidades importantes de estudiantes de diversas
edades, de diferentes culturas y/o que hablen distintos idiomas. Aún las
universidades todavía están pensadas para una población homogénea, en términos
de edades, nivel escolar, nivel cognitivo y de grupos sociales que posean un
capital cultural que permita formar profesionales que la sociedad requiera. Sin
embargo, esta realidad ha ido cambiando en muchos países de América Latina, la
Universidad debe ofrecer respuestas a los que viven lejos, a los que no pueden
desplazarse por discapacidades físicas, a aquellos que tienen estilos de
aprendizaje distintos.
El desarrollo de los países de
América Latina, gran parte es responsabilidad del sistema educativo. La calidad
de la educación no debe estar delimitada para aquellas personas que se
encuentran en los quintiles superiores de la población, Sverdlick,
I.; Ferrari, P.; Jaimovich A. (2005), sino
que, debemos diseñar un sistema universitario más inclusivo en edad, en
distancia geográfica, en estilo cultural y en el tiempo que la gente puede
dedicar a la educación. Aunque ha habido un cambio sustantivo en los sistemas
de educación superior latinoamericanos desde los años 90, en
términos de ampliación en el acceso y masificación de la matrícula, esto no
implica una relación causal vinculada con la democratización y equidad para
todos los sectores sociales.
Hay
un acuerdo en casi todos los países, sobre el derecho de cada persona a tener
una educación de calidad. Sin embargo,
en el mundo existen millones de personas que son excluidas de este
derecho. La Educación Inclusiva posee un papel protagónico para afrontar esta
exclusión al tratar de analizar, eliminar o minimizar, los obstáculos que
impiden que todos los estudiantes puedan acceder al aprendizaje y logren una
plena participación en el sistema educativo. Por lo cual, diferencias de
género, cultural, personal, socioeconómica, o de cualquier índole, no debe convertirse en desigualdad educativa o
en exclusión.
Cuando
hablamos de la Educación Inclusiva nos estamos refiriendo a una visión
paradigmática que permita la transformación del sistema educativo. Blanco
(2000), se refiere a un concepto mucho más amplio, ya que no se trata solo de
lograr el acceso de un grupo de alumnos a la escuela común, sino que implica
atender a la diversidad y asegurar la
igualdad de oportunidades en el aprendizaje, y su plena participación e
integración.
Por
su parte, Arnaiz (2003) señala la necesidad de defender la educación eficaz
para todos. El sistema educativo debe satisfacer las necesidades de los
alumnos, independientemente de sus características, no se puede segregar ninguna
persona como consecuencia de su discapacidad o diferencia de aprendizaje,
género o pertenencia a una minoría étnica.
La educación inclusiva es ante todo una cuestión de derechos humanos,
una actitud, un sistema de valores o creencias y no una acción o un conjunto de
acciones. Esta forma de percibir la educación implica crear una sociedad más
justa, un sistema educativo equitativo y fomentar que los sistemas educativos respondan a la
diversidad estudiantil.
Por
lo tanto, la inclusión tiene que ver con desarrollo, democracia, derechos
humanos y sobre todo, con oportunidad de alcanzar una vida de calidad, Meléndez
(2004). Todo esto implica el compromiso técnico y competencia cognitiva por
parte de todos los sectores de un país y dependerá de Estado, lo recursos que
se asigne y cambios profundos de tipo ideológicos, actitudinales, como el
cambio de estructuras administrativas.
Desde
esta perspectiva, todo cambio social se debe pensar como una apuesta por la
educación en todos sus niveles y el nivel de educación superior no puede ser la
excepción. No hay dudas que la educación es un medio importante para el crecimiento económico y la reducción
de la pobreza.
De
acuerdo a Ávila y Esquivel (2009), la Educación Inclusiva, es un asunto de justicia social, en la cual,
los valores y principios de igualdad, son los pilares que permiten que todos
los estudiantes satisfagan sus necesidades básicas de desarrollo y
participación democrática, en el ejercicio de su derecho a una educación
equitativa y de calidad. Hay valores fundamentales como la igualdad entre las
personas, la discriminación positiva y
la pertenencia a la comunidad que subyacen en una política de inclusión. La
igualdad entre las personas, no significa que todos los seres humanos deben ser
iguales, sino que el sentido de este valor tiene que ver con el respeto a la persona, de manera que se valore
y se reconozca la diversidad existente entre ellos. Por otra parte, implica el derecho a la
satisfacción de necesidades y finalmente la igualdad de oportunidades.
La
discriminación positiva promueve la compensación de las desventajas que viven
los niños en las escuelas, quienes no pueden desarrollarse plenamente en el
aula, debido a que sus condiciones y necesidades particulares no están siendo
atendidas. Finalmente, la pertenecía a la comunidad es un requisito fundamental
para satisfacer el principio de igualdad.
Como
se puede apreciar, el concepto de diversidad es un aspecto esencial que debe
considerarse en cualquier programa de inclusión. Lo único que nos hace iguales
es: primero el ser parte de la especie humana, segundo el hecho de que todos
somos diferentes.
La cultura de la
diversidad, de acuerdo a Fernández (2010), es lograr un objetivo fundamental,
que en nuestra sociedad no se produzcan los prejuicios sociales y culturales
sobre las personas llamadas diferentes. Esto exige un cambio de paradigma, un
discurso eminentemente ideológico y una verdadera transformación de
pensamiento, de la práctica social y pedagógica que demanda otro modo de
educación, al considerar la diferencia.
Existe durante este
último tiempo, una marcada preocupación de las autoridades académicas
respecto a la atención a la diversidad y específicamente, a aquellos que
poseen algún tipo de discapacidad. Como
señala Fernández (2010), las personas somos diferentes por lo cual, el sistema
educativo debe ser flexible como para adecuarse y adaptarse a las
particularidades individuales, de tal manera de lograr diseños lo más
pertinente posible al sujeto,
considerando que es el sistema el que debe adecuarse al alumno y no a la
inversa.
Surgen varias preguntas.
El maestro cualquiera sea su nivel de atención, ¿está preparado para atender a
la diversidad?
La
diversidad es una riqueza de vital importancia para el desarrollo de la
sociedad y humanidad y no debe ser vista como un problema, sino como un valor
que reconoce las diferencias y respeta la individualidad, desde la aceptación y
el reconocimiento del otro. Sin embargo, esta no ha sido concebida como tal,
sino más bien, ha sido rechazada y marginada y se manifiesta en el acceso a la
educación, en la cual se margina por raza, nivel económico, cultura, edad,
género o cualquier otra situación de diversidad. La discriminación también
puede ser causa de violencia, cuando no solamente se niegan posibilidades o
derechos, sino que se trata de construir una sociedad uniforme, homogénea,
única en interés y expresión, negando la manifestación de la diversidad por
medio de múltiples formas de pensar, sentir y actuar. Privando de este modo, al
resto de personas de la riqueza que pueden obtener, Ávila y Esquivel (2009).
Estas autoras señalan que al vivir en una sociedad históricamente excluyente,
la educación, al ser parte de esta sociedad, es también excluyente.
De
acuerdo a Esquivel (2007), hablar de diversidad es referirse al plano: personal
o individual, cultural y a lo ecológico - social.
La
diversidad personal o individual se refiere a las diferencias individuales de
las personas; son propias, intrínsecas, particulares en cada ser humano. Es la
primera aproximación a la diversidad humana, la cual constituye, en primer
orden, la mayor riqueza de la humanidad. Entre las que se mencionan se
encuentra diversidad física, fisiológica, estado de salud, evolución del
desarrollo, personalidad, edad, nivel educativo, formas de aprender,
oportunidades tempranas de educación,
discapacidad, formas de sentir la
afectividad, orientación sexual, autonomía personal, género.
Por
otra parte, cuando los estudiantes están inmersos en la institución educativa,
se visualizan la diversidad por estilo de aprendizaje, estilo de procesamiento
del aprendizaje, el ritmo de aprendizaje, intereses, motivaciones, forma de
pensar, capacidades, las habilidades, las destrezas, las actitudes, las
aptitudes, las potencialidades, necesidades
educativas particulares.
Respecto
a la diversidad cultural, se manifiesta por la diversidad del lenguaje, de las
creencias religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en
la música, en la estructura social, pertenencia a una etnia, en cuanto a idioma
o dialecto, costumbres, tradiciones, valores, procedencia demográfica,
migración, religión, opciones políticas, formas de vida, entre otras.
La diversidad ecológico-social tiene como origen la
perspectiva ecológica y la teoría sistémica. Ambas establecen que cada persona
se desarrolla durante toda su vida en relación con su entorno, de manera
dinámica dentro, con y como parte de diferentes sistemas sociales,
interactuando con los elementos que lo conforman, entre estos, el medio ambiente
y las personas: Diversidad ambiental económica, entorno social, nivel social, situación socio-económica, como
es el caso de la pobreza, ambiente familiar, entre otros.
Docente
¿UNA
UNIVERSIDAD INCLUSIVA?, PARTE II- Y Final
Licda.
Espec. Darcy Aular
En esta segunda parte, quisiera referirme a como las investigaciones en
neurociencias, pudiese ser un aporte para pensar en una formación universitaria
más inclusiva. Durante las últimas
décadas, los estudios en neurociencia han tenido un avance extraordinario, revelando una serie de
resultados que aportan a la educación conocimientos y fundamentos que permiten comprender el
fenómeno del aprendizaje, las bases de
la memoria, de las emociones y de una cantidad de funciones cognitivas, necesarios en el fenómeno pedagógico. La
pregunta fundamental es si el profesor debiera conocer estos sustentos teóricos
para aplicarlos de manera consciente en el acto de enseñar.
Salas (2003), define las
neurociencias como un conjunto de ciencias cuyo sujeto de investigación
es el sistema nervioso con particular interés en cómo la actividad del cerebro
se relaciona con la conducta y el aprendizaje. El funcionamiento del cerebro es un
fenómeno múltiple, que puede ser descrito a nivel molecular, celular,
organizacional, psicológico y/o social. La Neurociencia representa la suma de
estos enfoques.
Por otra parte, Gazzaniga (1995), señala que la
neurociencia cognitiva logra la unión de los aspectos psicológicos y
fisiológicos, con el propósito de entender la naturaleza humana; en
consecuencia, la combinación exitosa de la psicología y la neurociencia ha
permitido conocer un aspecto importante relacionado con el área cognitiva.
Ahora bien, si
consideramos el acto de enseñar, éste también puede nutrirse del conocimiento
que nos entrega las neurociencias. La educación como actividad humana debe comprenderse desde una mirada
interdisciplinaria, atendiendo a todos los ámbitos del conocimiento que permita
alcanzar los fines que ésta tiene.
Es interesante el
planteamiento de Wolfe (2001), quién se refiere a la importancia que provee las
neurociencias para la toma de decisiones en la aplicación de técnicas y
estrategias para ser implementadas en la sala de clases.
Salazar (2005) se
refiere a la fisiología del cerebro y su relación con el proceso de
construcción del aprendizaje. Señala varios aspectos de su estructura que
fundamentan el comportamiento humano. Por una parte, señala la capacidad de las
neuronas para transmitir la información, la capacidad de adaptación a nuevas
situaciones, la capacidad de la memoria que nos posibilita el aprendizaje a
través de la experiencia, la integración de los diversos modos de
representación, la integración de los procesos psicológicos superiores
relacionados con el pensamiento, emociones, imaginación y predisposiciones,
Durante estos últimos años se han generado
algunos descubrimientos fundamentales de la Neurociencia, los cuales tienen una
importancia para entender el mecanismo del aprendizaje. Salas (2003) menciona
varios de ellos, entre los cuales se puede mencionar:
1. El aprendizaje cambia la estructura física
del cerebro.
2. Esos cambios estructurales alteran la
organización funcional del cerebro; en otras palabras, el aprendizaje organiza
y reorganiza el cerebro. El aprendizaje permite generar reestructuración de
funciones cognitivas
3. Diferentes partes del cerebro están
estructuradas para aprender durante toda la vida y en tiempos diferentes.
4. La
experiencia es determinante para moldear el cerebro. La organización funcional
del cerebro depende de la experiencia y se beneficia positivamente de ella, por
otra parte, el cerebro es moldeado por los genes, el desarrollo y la
experiencia, pero él moldea sus experiencias y la cultura donde vive.
Por su parte, Jensen (2000), logra asociar una
serie de características del cerebro y el impacto que éstas pueden tener en el
aprendizaje. Algunas de ellas se refiere a como las interacciones y el estado
social logran impactar los niveles de hormonas, cómo el movimiento permite
influir en el aprendizaje, un alto nivel de enriquecimiento del cerebro puede
generar mayores conexiones lo que genera cambio, cómo las amenazas afectan la
memoria, el rol del tiempo en el proceso de aprendizaje, el aprendizaje es un proceso tan inherente a la naturaleza humana, sin
embargo, éste puede ser alterado por una serie de perturbaciones que
frecuentemente ocurren en el sistema escolar. Factores como la nutrición,
situaciones estresantes, amenazas, clima
emocional, relaciones sociales, etc., son factores que en ocasiones son
determinantes para que el cerebro no aprenda.
El aprendizaje
complejo se incrementa por el desafío y se inhibe por la amenaza: el
cerebro aprende de manera óptima hace el máximo de conexiones cuando es
desafiado apropiadamente en un entorno que estimula el asumir riesgos. Sin
embargo, se encoge o se "bajonea" ante una amenaza percibida. Se hace
entonces menos flexible y revierte a actitudes y procedimientos primitivos. Es
por eso que debemos crear y mantener una atmósfera de alerta relajada, lo que
implica baja amenaza y alto desafío. El
elemento esencial de una amenaza percibida es un sentimiento de desamparo o
fatiga. La tensión y ansiedad originales son inevitables y deben esperarse en
un aprendizaje genuino. Esto se debe a que el verdadero aprendizaje implica
cambios que llevan a una reorganización del sí. Tal aprendizaje puede estar
intrínsecamente lleno de tensiones, prescindiendo de la habilidad o del soporte
ofrecido por el profesor.
Los principios del
aprendizaje del cerebro recién expuesto, plantea una serie de estrategias para diseñar una institución inclusiva, a fin de que ésta sea compatible con el
cerebro:
1. Es necesario conectar
las investigaciones de las Neurociencia con las interpretaciones de los
principios del aprendizaje basado en el cerebro. A partir de los modelos de
aprendizaje desde las perspectivas constructivistas, la posibilidad de realizar
estas conexiones es alta. Los teóricos del aprendizaje, han generado una serie
de estrategias que ahora podemos respaldar desde las neurociencia: los procesos
de andamiaje, conflicto cognitivos, la significatividad de lo aprendido, etc.
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