domingo, 3 de marzo de 2013

¿UNA UNIVERSIDAD INCLUSIVA?, PARTE I-Licda. Espec. Darcy Aular


¿UNA UNIVERSIDAD INCLUSIVA?, PARTE I-
Licda. Espec. Darcy Aular
Durante estas últimas décadas, el tema de la inclusión ha tenido un rol protagónico en el mundo académico, y todas las universidades coinciden en lo  fundamental que es la promoción de la transformación de las Instituciones de Educación Superior, con un sentido de pertinencia, de inclusión y equidad.
Cuando pensamos en una educación de calidad, nos referimos a una educación sin discriminación de ninguna naturaleza,  implica transitar hacia un enfoque que considere la diversidad de identidades, necesidades y capacidades de las personas, favoreciendo el pleno acceso, la conclusión de estudios y los logros de aprendizajes de todos, con especial atención a quienes se encuentren en situación o riesgo de exclusión.
Sin embargo, la realidad actual es que las universidades de hoy no está preparada para generar en su misión y visión una educación inclusiva, que respete la diversidad y abrir sus puertas para todas aquellas personas que a pesar de poseer las competencias y habilidades necesarias para iniciar una carrera profesional, no tienen acceso a la educación superior.
Las Universidades no están preparadas para recibir cantidades importantes de estudiantes de diversas edades, de diferentes culturas y/o que hablen distintos idiomas. Aún las universidades todavía están pensadas para una población homogénea, en términos de edades, nivel escolar, nivel cognitivo y de grupos sociales que posean un capital cultural que permita formar profesionales que la sociedad requiera. Sin embargo, esta realidad ha ido cambiando en muchos países de América Latina, la Universidad debe ofrecer respuestas a los que viven lejos, a los que no pueden desplazarse por discapacidades físicas, a aquellos que tienen estilos de aprendizaje distintos.
El desarrollo de los países de América Latina, gran parte es responsabilidad del sistema educativo. La calidad de la educación no debe estar delimitada para aquellas personas que se encuentran en los quintiles superiores de la población, Sverdlick, I.; Ferrari, P.; Jaimovich A. (2005),  sino que, debemos diseñar un sistema universitario más inclusivo en edad, en distancia geográfica, en estilo cultural y en el tiempo que la gente puede dedicar a la educación. Aunque ha habido un cambio sustantivo en los sistemas de educación superior latinoamericanos desde los años 90, en términos de ampliación en el acceso y masificación de la matrícula, esto no implica una relación causal vinculada con la democratización y equidad para todos los sectores sociales.
Hay un acuerdo en casi todos los países, sobre el derecho de cada persona a tener una educación de calidad. Sin embargo,  en el mundo existen millones de personas que son excluidas de este derecho. La Educación Inclusiva posee un papel protagónico para afrontar esta exclusión al tratar de analizar, eliminar o minimizar, los obstáculos que impiden que todos los estudiantes puedan acceder al aprendizaje y logren una plena participación en el sistema educativo. Por lo cual, diferencias de género, cultural, personal, socioeconómica, o de cualquier índole, no  debe convertirse en desigualdad educativa o en exclusión.
Cuando hablamos de la Educación Inclusiva nos estamos refiriendo a una visión paradigmática que permita la transformación del sistema educativo. Blanco (2000), se refiere a un concepto mucho más amplio, ya que no se trata solo de lograr el acceso de un grupo de alumnos a la escuela común, sino que implica atender a la diversidad  y asegurar la igualdad de oportunidades en el aprendizaje, y su plena participación e integración.
Por su parte, Arnaiz (2003) señala la necesidad de defender la educación eficaz para todos. El sistema educativo debe satisfacer las necesidades de los alumnos, independientemente de sus características, no se puede segregar ninguna persona como consecuencia de su discapacidad o diferencia de aprendizaje, género o pertenencia a una minoría étnica.  La educación inclusiva es ante todo una cuestión de derechos humanos, una actitud, un sistema de valores o creencias y no una acción o un conjunto de acciones. Esta forma de percibir la educación implica crear una sociedad más justa, un sistema educativo equitativo y fomentar que  los sistemas educativos respondan a la diversidad estudiantil.
Por lo tanto, la inclusión tiene que ver con desarrollo, democracia, derechos humanos y sobre todo, con oportunidad de alcanzar una vida de calidad, Meléndez (2004). Todo esto implica el compromiso técnico y competencia cognitiva por parte de todos los sectores de un país y dependerá de Estado, lo recursos que se asigne y cambios profundos de tipo ideológicos, actitudinales, como el cambio de estructuras administrativas.
Desde esta perspectiva, todo cambio social se debe pensar como una apuesta por la educación en todos sus niveles y el nivel de educación superior no puede ser la excepción. No hay dudas que la educación es un medio importante  para el crecimiento económico y la reducción de la pobreza.
De acuerdo a Ávila y Esquivel (2009), la Educación Inclusiva,  es un asunto de justicia social, en la cual, los valores y principios de igualdad, son los pilares que permiten que todos los estudiantes satisfagan sus necesidades básicas de desarrollo y participación democrática, en el ejercicio de su derecho a una educación equitativa y de calidad. Hay valores fundamentales como la igualdad entre las personas, la discriminación positiva  y la pertenencia a la comunidad que subyacen en una política de inclusión. La igualdad entre las personas, no significa que todos los seres humanos deben ser iguales, sino que el sentido de este valor tiene que ver con el  respeto a la persona, de manera que se valore y se reconozca la diversidad existente entre ellos.  Por otra parte, implica el derecho a la satisfacción de necesidades y finalmente la igualdad de oportunidades.
La discriminación positiva promueve la compensación de las desventajas que viven los niños en las escuelas, quienes no pueden desarrollarse plenamente en el aula, debido a que sus condiciones y necesidades particulares no están siendo atendidas. Finalmente, la pertenecía a la comunidad es un requisito fundamental para satisfacer el principio de igualdad.
Como se puede apreciar, el concepto de diversidad es un aspecto esencial que debe considerarse en cualquier programa de inclusión. Lo único que nos hace iguales es: primero el ser parte de la especie humana, segundo el hecho de que todos somos diferentes.
La cultura de la diversidad, de acuerdo a Fernández (2010), es lograr un objetivo fundamental, que en nuestra sociedad no se produzcan los prejuicios sociales y culturales sobre las personas llamadas diferentes. Esto exige un cambio de paradigma, un discurso eminentemente ideológico y una verdadera transformación de pensamiento, de la práctica social y pedagógica que demanda otro modo de educación, al considerar la diferencia.
Existe durante este último tiempo, una marcada preocupación de las autoridades  académicas  respecto a la atención a la diversidad y específicamente, a aquellos que poseen algún tipo de discapacidad.  Como señala Fernández (2010), las personas somos diferentes por lo cual, el sistema educativo debe ser flexible como para adecuarse y adaptarse a las particularidades individuales, de tal manera de lograr diseños lo más pertinente posible al sujeto,  considerando que es el sistema el que debe adecuarse al alumno y no a la inversa.
Surgen varias preguntas. El maestro cualquiera sea su nivel de atención, ¿está preparado para atender a la diversidad?
La diversidad es una riqueza de vital importancia para el desarrollo de la sociedad y humanidad y no debe ser vista como un problema, sino como un valor que reconoce las diferencias y respeta la individualidad, desde la aceptación y el reconocimiento del otro. Sin embargo, esta no ha sido concebida como tal, sino más bien, ha sido rechazada y marginada y se manifiesta en el acceso a la educación, en la cual se margina por raza, nivel económico, cultura, edad, género o cualquier otra situación de diversidad. La discriminación también puede ser causa de violencia, cuando no solamente se niegan posibilidades o derechos, sino que se trata de construir una sociedad uniforme, homogénea, única en interés y expresión, negando la manifestación de la diversidad por medio de múltiples formas de pensar, sentir y actuar. Privando de este modo, al resto de personas de la riqueza que pueden obtener, Ávila y Esquivel (2009). Estas autoras señalan que al vivir en una sociedad históricamente excluyente, la educación, al ser parte de esta sociedad, es también excluyente.
De acuerdo a Esquivel (2007), hablar de diversidad es referirse al plano: personal o individual, cultural y a lo ecológico - social.
La diversidad personal o individual se refiere a las diferencias individuales de las personas; son propias, intrínsecas, particulares en cada ser humano. Es la primera aproximación a la diversidad humana, la cual constituye, en primer orden, la mayor riqueza de la humanidad. Entre las que se mencionan se encuentra diversidad física, fisiológica, estado de salud, evolución del desarrollo, personalidad, edad, nivel educativo, formas de aprender, oportunidades tempranas de educación,  discapacidad,  formas de sentir la afectividad, orientación sexual, autonomía personal, género.
Por otra parte, cuando los estudiantes están inmersos en la institución educativa, se visualizan la diversidad por estilo de aprendizaje, estilo de procesamiento del aprendizaje, el ritmo de aprendizaje, intereses, motivaciones, forma de pensar, capacidades, las habilidades, las destrezas, las actitudes, las aptitudes, las potencialidades,  necesidades educativas particulares.
Respecto a la diversidad cultural, se manifiesta por la diversidad del lenguaje, de las creencias religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura social, pertenencia a una etnia, en cuanto a idioma o dialecto, costumbres, tradiciones, valores, procedencia demográfica, migración, religión, opciones políticas, formas de vida, entre otras.
La diversidad ecológico-social tiene como origen la perspectiva ecológica y la teoría sistémica. Ambas establecen que cada persona se desarrolla durante toda su vida en relación con su entorno, de manera dinámica dentro, con y como parte de diferentes sistemas sociales, interactuando con los elementos que lo conforman, entre estos, el medio ambiente y las personas: Diversidad ambiental económica, entorno social,  nivel social, situación socio-económica, como es el caso de la pobreza, ambiente familiar, entre otros.

                                                                                                                                                                                                         Docente





¿UNA UNIVERSIDAD INCLUSIVA?, PARTE II- Y Final
Licda. Espec. Darcy Aular
En esta segunda parte, quisiera referirme a como las investigaciones en neurociencias, pudiese ser un aporte para pensar en una formación universitaria más inclusiva. Durante las últimas  décadas, los estudios en neurociencia han tenido un avance  extraordinario, revelando una serie de resultados que aportan a la educación conocimientos y  fundamentos que permiten comprender el fenómeno del aprendizaje,  las bases de la memoria, de las emociones y de una cantidad de funciones cognitivas,  necesarios en el fenómeno pedagógico. La pregunta fundamental es si el profesor debiera conocer estos sustentos teóricos para aplicarlos de manera consciente en el acto de enseñar.
Salas (2003), define las neurociencias como un conjunto de ciencias cuyo sujeto de investigación es el sistema nervioso con particular interés en cómo la actividad del cerebro se relaciona con la conducta y el aprendizajeEl funcionamiento del cerebro es un fenómeno múltiple, que puede ser descrito a nivel molecular, celular, organizacional, psicológico y/o social. La Neurociencia representa la suma de estos enfoques.
Por otra parte, Gazzaniga (1995), señala que la neurociencia cognitiva logra la unión de los aspectos psicológicos y fisiológicos, con el propósito de entender la naturaleza humana; en consecuencia, la combinación exitosa de la psicología y la neurociencia ha permitido conocer un aspecto importante relacionado con el área cognitiva.
Ahora bien, si consideramos el acto de enseñar, éste también puede nutrirse del conocimiento que nos entrega las neurociencias.  La educación como actividad humana debe comprenderse desde una mirada interdisciplinaria, atendiendo a todos los ámbitos del conocimiento que permita alcanzar los fines que ésta tiene.
Es interesante el planteamiento de Wolfe (2001), quién se refiere a la importancia que provee las neurociencias para la toma de decisiones en la aplicación de técnicas y estrategias para ser implementadas en la sala de clases.
Salazar (2005) se refiere a la fisiología del cerebro y su relación con el proceso de construcción del aprendizaje. Señala varios aspectos de su estructura que fundamentan el comportamiento humano. Por una parte, señala la capacidad de las neuronas para transmitir la información, la capacidad de adaptación a nuevas situaciones, la capacidad de la memoria que nos posibilita el aprendizaje a través de la experiencia, la integración de los diversos modos de representación, la integración de los procesos psicológicos superiores relacionados con el pensamiento, emociones, imaginación y predisposiciones,
Durante estos últimos años se han generado algunos descubrimientos fundamentales de la Neurociencia, los cuales tienen una importancia para entender el mecanismo del aprendizaje. Salas (2003) menciona varios de ellos, entre los cuales se puede mencionar:
1. El aprendizaje cambia la estructura física del cerebro.
2. Esos cambios estructurales alteran la organización funcional del cerebro; en otras palabras, el aprendizaje organiza y reorganiza el cerebro. El aprendizaje permite generar reestructuración de funciones cognitivas
3. Diferentes partes del cerebro están estructuradas para aprender durante toda la vida y en tiempos diferentes.
4.  La experiencia es determinante para moldear el cerebro. La organización funcional del cerebro depende de la experiencia y se beneficia positivamente de ella, por otra parte, el cerebro es moldeado por los genes, el desarrollo y la experiencia, pero él moldea sus experiencias y la cultura donde vive. 
Por su parte, Jensen (2000), logra asociar una serie de características del cerebro y el impacto que éstas pueden tener en el aprendizaje. Algunas de ellas se refiere a como las interacciones y el estado social logran impactar los niveles de hormonas, cómo el movimiento permite influir en el aprendizaje, un alto nivel de enriquecimiento del cerebro puede generar mayores conexiones lo que genera cambio, cómo las amenazas afectan la memoria, el rol del tiempo en el proceso de aprendizaje, el aprendizaje es un proceso tan inherente a la naturaleza humana, sin embargo, éste puede ser alterado por una serie de perturbaciones que frecuentemente ocurren en el sistema escolar. Factores como la nutrición, situaciones estresantes, amenazas,  clima emocional, relaciones sociales, etc., son factores que en ocasiones son determinantes para que el cerebro no aprenda.
El aprendizaje complejo se incrementa por el desafío y se inhibe por la amenaza: el cerebro aprende de manera óptima ­hace el máximo de conexiones­ cuando es desafiado apropiadamente en un entorno que estimula el asumir riesgos. Sin embargo, se encoge o se "bajonea" ante una amenaza percibida. Se hace entonces menos flexible y revierte a actitudes y procedimientos primitivos. Es por eso que debemos crear y mantener una atmósfera de alerta relajada, lo que implica baja amenaza y alto desafío.  El elemento esencial de una amenaza percibida es un sentimiento de desamparo o fatiga. La tensión y ansiedad originales son inevitables y deben esperarse en un aprendizaje genuino. Esto se debe a que el verdadero aprendizaje implica cambios que llevan a una reorganización del sí. Tal aprendizaje puede estar intrínsecamente lleno de tensiones, prescindiendo de la habilidad o del soporte ofrecido por el profesor.
Los principios del aprendizaje del cerebro recién expuesto, plantea una serie de estrategias  para diseñar una institución inclusiva,  a fin de que ésta sea compatible con el cerebro:
1. Es necesario conectar las investigaciones de las Neurociencia con las interpretaciones de los principios del aprendizaje basado en el cerebro. A partir de los modelos de aprendizaje desde las perspectivas constructivistas, la posibilidad de realizar estas conexiones es alta. Los teóricos del aprendizaje, han generado una serie de estrategias que ahora podemos respaldar desde las neurociencia: los procesos de andamiaje, conflicto cognitivos, la significatividad de lo aprendido, etc.

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